VISITA A COVENTOSA
ARREDONDO
CANTABRIA
Actividad: Visita a la cueva de Coventosa
Fecha: 27, 28 y 29 de Enero de 2017
Lugar: Arredondo (Cantabria)
Asistentes: Elena, Nacho, Mario, Emilio, Vanessa, Yolanda y Bure (antiguo socio del club)
Breve descripción:
Asistentes: Elena, Nacho, Mario, Emilio, Vanessa, Yolanda y Bure (antiguo socio del club)
Breve descripción:
Comenzamos la actividad en torno a las 11 h de la mañana,
tras una pequeña aproximación desde Arredondo y Socueva. Aunque en previsión de
un posible caudal alto del agua se habían pedido permisos de entrada a varias
cavidades, finalmente nos decidimos por esta que era la que desde un principio
teníamos prevista. Todos los participantes habíamos entrado con anterioridad.
Dejamos a la izquierda la sala de los fantasmas, y
continuamos nuestro camino rumbo a los lagos, con el propósito de llegar hasta
la sala de las excéntricas. Algunos pasamanos presentan la camisa bastante
dañada, pero aún así estimamos se pueden utilizar, así que seguimos hacia
delante.
Tras unas tres horas de recorrido, llegamos a la zona
donde para continuar a pie es necesario mojarse. Así que todos decidimos
atravesar esta parte por los pasamanos, y de esta forma posponer el tedioso
momento de cambiar nuestros monos por neoprenos. Una vez llegamos a los lagos,
hacemos una pequeña parada para comer, y nos despedimos de Elena y Nacho, que
dado que no van a continuar, muy generosamente se ofrecen a ir al pueblo a
comprar e ir preparando la barbacoa para todos. (Súper detallazo…)
Mario saca sus
botellitas mágicas y las comparte con todo el grupo. Esto nos aporta un chute
extra de energía que nos viene fenomenal de cara al cambio de temperatura
cuando a continuación entramos en los lagos (Ahora sí, ya no hay otra opción
que seguir por el medio acuático).
Sacamos los elementos de flotación que llevamos: chaleco,
churro hinchable, y la barcaza de Emilio en la que cargamos las sacas y nos
agarramos mientras él se presta a remar. El agua, aunque fresca al principio,
en seguida nos hace sentir cómodos y en un entorno inmejorable. Vanessa es la
encargada de, a través de unos movimientos extraños de cabeza según ella
necesarios para no quemar las fotos, y que aún no hemos conseguido descifrar,
ir haciendo la memoria gráfica que podéis ver debajo.
Una vez atravesados los tres lagos toca la pesada tarea
de quitarse de nuevo los neoprenos, ponernos la ropa seca y continuar nuestro
camino con el objetivo de llegar hasta la sala de las excéntricas siguiendo la
topografía de Emilio. Según los cálculos, nos quedan entre 2 y 3 horas de
camino.
Atravesamos la sala arcillosa en la que, haciendo honor a
su nombre, es complicado caminar porque los pies se hunden constantemente en el
barro, amén de que es totalmente resbaladiza y más que probable darse algún que
otro culetazo.
Llegamos a un pasamanos en V con el río debajo; Mario y
Emilio lo atraviesan sin problemas; Vanessa hace gala de sus habilidades en
patinaje artístico y consigue subir también sin apenas mojarse. Yolanda
establece una titánica lucha con la cuerda durante 20 minutos, para finalmente
optar por meterse en el río (Con la ropa seca, por supuesto), y escalar la
piedra para acceder al siguiente nivel. Benditas botellas mágicas de Mario:
tres horas después continúan haciendo efecto…. J
Llegamos a un punto en el que toca explorar, puesto que
no tenemos claro dónde está exactamente la sala de las excéntricas. Se encargan
Vanessa y Mario, pero no terminamos de dar con ella, y teniendo en cuenta la
hora que es, decidimos emprender el camino de regreso. Sin apenas
contratiempos, las horas pasan sin apenas darnos cuenta.
De nuevo la sala arcillosa, esta vez más complicado
porque una parte es rampa de subida y los pies resbalan por la pendiente, pero
nos ponemos manos a la obra y la pasamos sin mayor dificultad.
Toca otra vez cruzar los lagos, y de nuevo quitarnos la
ropa para ponernos neoprenos, mojados esta vez, y volver a lanzarnos al agua.
Vanessa nos hace echarnos unas buenas risas cuando, después de quitarse la ropa
seca y en un lapsus, se la vuelve a poner de nuevo dispuesta a lanzarse al
agua. Tremendo el instante, casi morimos
del ataque de risa.
Subsanado el pequeño despiste, cruzamos nuevamente los
lagos. Debido quizás al cansancio, esta vez el agua parece estar mucho más fría
que cuando entramos a la ida. Aprovechando los neoprenos, cruzamos por el río
las partes que antes habíamos atravesado en altura. En movimiento conservamos
el calor corporal y disfrutamos de la tremenda belleza que encierra esta parte
de la cueva.
La última parte transcurre tranquila; ya un poco cansados
y notando el efecto de los trajes mojados y las cuerdas en nuestras sacas, y
muy satisfechos de haber compartido juntos la actividad, llegamos a la boca de
la cueva ya pasada la medianoche.
El domingo es día de recoger trastos y emprender el
regreso a Madrid, deseando que muy pronto podamos repetir juntos experiencia en
nuestras queridas cuevas J
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