Nos adentramos poco a
poco en la mina de Sel del Haya con mucho cuidado siguiendo la descripción que llevábamos
de la travesía ya que la mina tiene muchas galerías y es muy fácil perderse.
En nuestro recorrido
aprovechamos para hacernos fotos con los cacharros abandonados que quedaban por
la mina. Los cuales nos parecían super interesantes.
La mina fue gradualmente transicionando en una cavidad natural donde lentamente empezamos a disfrutar de las
formaciones de las profundidades. Durante este proceso también va apareciendo
el río poco a poco. Río que nos acompañará durante el resto de la actividad.
Esta travesía es muy
horizontal en las fases iniciales. No tendremos que usar casi nuestro equipo
antes de la fase final salvo en un par de ocasiones. Una tirolina que podemos
omitir superando un pasamanos y un P17 para conectar dos salas. La travesía continúa
siguiendo el sentido contrario del cauce del río. Fuimos siguiendo la descripción,
pero hubo un momento en el que nos adelantamos a ella sin darnos cuenta
provocando un gran despiste en nuestra ruta.
Cuando llegamos a la sala
Chechu pensábamos que estábamos mucho más atrás y no encontrábamos en nuestra ruta,
un P15 que solo aparecía en la topografía y que conectaba con el tramo final por
qué no lo estábamos buscando.
Este contratiempo nos hizo dar vueltas durante
4 horas cerca de esta sala intentando buscar la salida, cuando ya llevábamos
acumuladas cerca de 5 horas de actividad. Se vivieron momentos muy tensos en
los que nos llegamos hasta a plantear necesitar un rescate. Habíamos descartado
casi todas nuestras opciones, la única solución viable que se nos ocurría era volver
hacia atrás, cosa que aunque no lo creáis es más difícil de lo que parece ya
que no se cuenta con descripción ni puntos de referencia a los que seguir. Afortunadamente
cuando estábamos explorando nuestra última opción, a Rua literalmente se le
apareció la virgen en forma de cuerda del P15 que nos ayudaría a encaminar
nuestra travesía. En estos momentos de tensión nos olvidamos completamente de
las fotos y entramos en modo supervivencia. Aunque fueron momentos complicados
todos mantuvimos la calma y la compostura. Esta experiencia nos ha demostrado
lo fácil que es desorientarse y perderse dentro de una Cueva incluso para espeleólogos
muy experimentados.
Animados por el
descubrimiento de Rua continuamos con el recorrido ya por el tramo final , esta
vez dejando el río debajo de nuestros pies y avanzando por los interminables
pasamanos y Pozos de subida y bajada que se abrían camino por encima del río.
Por el nombre que se le
atribuye en la topografía os podéis intentar imaginar cómo era este recorrido que
teníamos que superar ya con nuestras fuerzas mermadas por el contratiempo que
sufrimos. Avanzamos lentos pero seguros hasta que por fin pudimos deslumbrar la
ansiada salida. La Boca de Cobijón.
Con las ultimas fuerzas
que nos quedaban después de 12 horas de travesía conseguimos llegar al coche
que habíamos aparcado afortunadamente lo mas cerca posible de la salida.
Decisión que agradecimos fuertemente.
Después de esta aventura solo quedaba una cosa por hacer, cambiarnos y
celebrar que seguíamos vivos al más puro estilo GEGET.
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