Participantes: Vanesa, Elena, Bea, Eva, Felipe y Marta.
Fecha: 22/02/2025
¡Qué mejor plan de domingo que unas prácticas con los compis del club! Fuimos a la Cantera de Alpedrete ya que algunas no lo conocíamos y teníamos ganas de ir. Nos gustó mucho y no se tarda mucho desde Madrid o Getafe, unos 35 minutos. La zona para aparcar está al lado de la carretera y muy cerca de la zona de prácticas por lo que nos pareció muy cómodo.
Tras inspeccionar la zona y las vías, instalamos cuatro vías, paralelas dos a dos para así poder realizar las prácticas con mayor seguridad.
Sobre las instalaciones, destacar que es necesario llevar antirroces pues la mayoría tienen bastantes roces. Las vías son , en su mayoría de escalada y tienen anillas fijas por lo que no necesitamos más que un par de chapas para la instalación de las cabecera de una de las vías.
El tiempo nos acompañó y tuvimos dos visitas estelares; Cesar Pérez y Coble. Pasamos un buen día disfrutando de la espeleo, del entorno y de las pinturas en roca.
Llegamos el viernes al Refugio de la Mola (también llamado Refugio Cova Cambra) para el que Inés y Cristian habían pedido las llaves para poder acceder con el coche. También se encargaron de los permisos para la visita de las cavidades al encontrarse en el parque natural de Els Ports. El refugio está en muy buen estado y tiene capacidad para 18 personas.
El sábado por la mañana organizamos material para ir a Avenc de Mamelots que se llama así por unas formaciones que parecen pezones. El material usado, por orden, fué: cuerdas 1x30, 1x60, 1x25 1x70, 30 mosquetones, 2 desviadores. Todos los anclajes son parabolt de 10 con chapa instalados en fijo.
Decidimos hacer la vía SIRE y la Schibi. La entrada es algo estrecha y tras ella hay un pasamanos que lleva a la cabecera del P34 que cae a la Gran Sala. Cristian iba instalando. ¿En esta cueva no se anda o qué? No, es casi todo cuerda. Seguimos descendiendo el resto de pozos y al llegar a la base comimos y fuimos subiendo. Felipe se inició con la desinstalación ayudado por Cristian. En la bifurcación de la vía SIRE y la Schibi fuimos a inspeccionar la zona y encontramos el trayecto que lleva a la sala del Castell y la sala Sire pero decidimos ir saliendo, que ya era un poco tarde, nos quedaba ascender los pozo de salida y eramos unas cuantas.
No era para tanto….Ya una vez fuera tras tomar el refrigerio de turno nos fuimos hacia el refu donde se encontraba Inés con Carlos Cantero, compañero del Club Tortosa, que estuvo con nosotros el resto de el fin de semana.
La mañana del domingo Nacho y Cristian bajaron al Avenc de Sabarín y los demás fuimos a visitar Cova Cambra. Despues Felipe y Eva emprendieron el camino a Madrid, no sin antes pararse en Montalban a hacer un trocito de una ferrata. Inés, Elena y Kova fueron a hacer una ruta por el parque natural, que es precioso y al llegar al refugio se habían sumado dos compañeras de Carlos, que había cogido un montón de setas, es un experto, y nos hizo unos robellons a la brasa riquísimos.
Sabarin es una cueva muy interesante, llena de formaciones y de bastante fácil progresión. Y al ser dos nada más la visita fue corta pero intensa, nos dió tiempo a ver todo lo planeado en unas 3 horas. En este caso solo tuvimos que hacer uso de una cuerda de 20 (p8) y otra de 60 (el p35 se puede hacer con una algo más corta), un desviador en la entrada y otro en la cabecera del p35 y 6 mosquetones. El resto está en fijo y no hacen falta chapas en ningún sitio (igual que Mamelons todo parabolt).
El primer p8 se instala en arboles y da acceso a la Sala dels Pastors cuyo deterioro o señales de presencia humana (ollín) no permite apreciar bien su belleza. Desde este nivel hay dos caminos para llegar a la Sala Joan Sabaté Gelado, nosotros optamos por el pozo de la Discordia que se trata de un cómodo p35 con dos fraccionamientos. Una vez descendido enseguida se llega al río del Sandwich tras bajar una pequeña rampa. Siguiendo su cauce se consigue acceder a la Sala Pili, la Sala de las Banderas y la Sala GEA. Se agradece mucho el balizamiento y que todo se conserve en buen estado para el disfrute de los visitantes.
En el camino de retorno decidimos adentrarnos en la zona más al norte de la cueva en la que actualmente continúan con trabajos de exploración desde el club de Tortosa. Desde el último fraccionamiento del P35 parte un pasamanos que nos lleva a unas fracturas meandriformes que desembocan en la sala del lago y la sala del vivac. Más allá empieza, digamos, la zona de exploración y no quisimos andar enredando.
Nuestro retorno al refugio no pudo ser más placentero. La temporada de setas había comenzado y pudimos disfrutar unos buenos rovellones.
Y por la tarde nos separamos que teníamos un largo viaje. Un fin de semana estupendo. Volveremos por la zona. Muchas gracias a los compañeros del Club Tortosa por el acogimiento, la gestión del albergue, el cuidado de las cuevas y… las setas!!!
Actividad: Cueva
de Los Chorros del rio Mundo
Lugar: Riópar
Fecha: 17 de Agosto del 2024
Participantes: Emilio, Oscar, Bea,
Rua, Donchu, Stefan, Eva y Felipe
Breve descripción:
Tras haber gestionado Donchu la
autorización para el acceso a la cueva, el viernes nos dirigimos hacia el
pueblo de Riópar.
El punto de encuentro fue el parking
merendero bastante grande que se encuentra muy cerca de la entrada de la
barrera de acceso en la carretera principal.
Sobre las 21:30 nos reunimos todos alli,
charlamos, cenamos, bebimos unas cerves y a dormir, que además varios hicimos
ese mismo dia una via ferrata en un pueblo cercano llamado Ayna y habia algo de
cansancio.
El sábado despues de desayunar, sobre las 9:00 nos dirigimos hacia la barrera de acceso con los vehiculos, entrando justo a la hora que abría el parque para evitar aglomeraciones y aprovechar al máximo el tiempo.
Aparcamos y nos equipamos con lo necesario, subimos hacia la boca de la cueva que nos llevó 1 horita de caminata, con eso ya habiamos calentado lo suficiente.
A las 12:00 entramos a la cueva, coincidiendo con un multiaventuras que rapidamente dejamos atrás una vez atravesamos el destrepe de la cascada rosa, y sorteando el sifón de la pertiga por su parte superior gracias a un par de instalaciones en fijo y un pasamanos muy sencillo.
El objetivo era llegar al sifón del Lago Azul y tras un largo camino por el rio, atravesar nadando varios lagos, una zona de espectaculares gours y algún meandro conseguimos llegar, para hacer entonces la parada de descanso correspondiente y así reponer energias.
Oscar no cerró bien el bote estanco asi que su bocata os podeis imaginar como estaba.
Sin tardar demasiado nos pusimos en marcha
con el camino de vuelta, ya que con los neoprenos mojados y estar un rato parados
empezabamos a tener frio.
Sobre las 17:00 estabamos fuera de la cueva quitandonos el neopreno, bajamos a los coches y nos esperaban unas frescas birras que despues del ejercicio que habiamos hecho entraban solas.
Finalizamos el dia en Riopar con una buena cena en un bar del pueblo.
El domingo tras desayunar, Eva y Felipe regresaron a Madrid, el resto visitaron el pueblo de Cotillas y las Lagunas de Ruidera.
Material: Solo necesitamos la cuerda de instalación de la sima de entrada de unos 40 m y unos mosquetones para los tres o cuatro fraccionamientos, que tiene.
Descripción:
Pues daban un tiempo de pena por el norte y teníamos pensado ir a Cuevallueva que nos habló Nacho de ella, así que con esas marchamos el viernes para Matienzo y dormimos en su ermita al lado del cementerio y sí, con todas las campanadas a su hora durante la noche.
Antes de irnos a dormir valoramos si hacer Cuevallueva o el Picón, pues en Cuevallueva no habíamos entrado antes ninguno y tenía un paso muy estrecho en L que no sabíamos si nos podía fastidiar la aventura. Al final decidimos el Picón que era una apuesta segura y luego si nos daba tiempo ir a la otra.
A la mañana siguiente enfilamos para el Picón, no hacía tan mal tiempo la verdad, y no nos costó dar con ello pues no hacía mucho que habíamos estado en el Mostajo.
Cruzamos el prado en subida (que ya que estaba el pastor le pedimos permiso y nos lo dio de buen grado) y tras una corta subida dimos con el agujero de bajada con un par de chapas en un bloque de piedra enfrentado en el que empezar a instalar el corto pasamanos de bajada. Una vez instalada la bajada por Antonio y Emilio si no recuerdo mal empezamos a bajar y empezaba a llover, de modo que para cuándo quedábamos Rúa y yo nos tocó apretar el culo y Rúa que iba el último se mojó un poco que ya se animó mucho la cosa y caía bien.
La entrada del Picón es junto con la galería de las excéntricas lo más bonito que tiene a mi juicio esta cavidad, pues no es de mucho desarrollo (aunque está comunicada con todo el sistema de Cubija pero esta parte en su zona fácilmente transitable es corta), dicha entrada es una bóveda de grandes dimensiones a la que se accede en lo que se aprecia cuándo estás abajo por uno de los dos agujeros que hay, estando la zona exterior llena de árboles y maleza, resulta mágico.
Una vez abajo y con sendos agujeros sobre nuestras cabezas se contempla desde el suelo lleno de hojarasca de la bóveda y en una amplia rampa pronunciada descendente una enorme grieta oblicua y oscura que se adentra en las profundidades. Esta visión es digna de ilustrar cualquier historia de aventuras a lo Julio Verne.
Se avanza adentrándonos en la cavidad y tras progresar por caos de bloques y galerías sin formaciones se llega pasando por el lado derecho al final de una gran sala a una zona de galerías de dimensiones más humanas y por ahí finalmente damos con la galería de las excéntricas, una locura y profusión de excéntricas en los techos altos de la galería rectilínea y de sección tubular en forma casi de 8 torcido, que se muestran alborotadas, abarrotadas y alocadas ahí arriba a lo ‘horror vacui’ totalmente ajenas a lo que pasa por debajo de ellas; protegidas por la altura de los techos y tan bien conservadas con toda seguridad debido a esto.
Avanzamos un poco más pasada esta galería y bicheamos rincones pero aquí la cueva se acaba, aunque por pasos más fatigosos que requerirían de instalación continúa el sistema.
Damos media vuelta, volvemos a gozarlo en la galería y una vez de nuevo en la gran sala investigamos su paso por la izquierda que tiene continuación evidente y está parece que instalado pero que dejamos para otra ocasión.
Cuando remontamos la rampa de camino al exterior la cueva está rebosante de vida pues el agua que había estado cayendo a nuestra entrada se había colado ya por todos sus rincones y estaba haciendo de las suyas: goteos, regueros, flujos de agua en las coladas… ¡todo un jolgorio! Y es que el agua es vida, y cuando fluye hace su magia y transforma la materia inerte en maravillosas e increíbles formas de diferentes texturas, brillos y colores.
A nuestra salida ya no llovía, Rúa y yo fuimos arrastrando la saca por el pasto para realizar la función ‘autoclean’ de las muy’ que se habían llenado de barro en el último momento y funcionó guay, dejando un rastro cómo de babosas visto desde lejos el prado.
Y ya, pues a celebrarlo, jajaja, nos fuimos a la Gándara a compartir la cena entre todos y tomar unas cerves y un cali, y a dormir.
Al día siguiente Eva; Felipe y Emilio más disciplinados y madrugadores se fueron a disfrutar de la Vía ferrata del Calera y los demás con la calma (que Antonio además se había golpeado las costillas con una piedra en la cueva y aún estaba en proceso de valoración de daños), nos levantamos y desayunamos para reunirnos con ellos más tarde y visitar juntos el refugio de Gibaja, que me pareció un regalo de lugar.
Y de nuevo había que volverse…lástima no nos toque la lotería…